Hay responsabilidades que elegimos, que decidimos libremente tomar como parte de nuestro camino.
Hay otras, en cambio, que nos vienen dadas por el lugar donde nacimos, la familia a la que pertenecemos y la cultura en la que aprendimos lo que significa formar parte de la sociedad.
Las primeras pueden conllevar muchos sacrificios, pero son sacrificios que la mayor parte de las veces aceptamos con entereza e incluso con alegría, porque sabemos que son los pasos que debemos dar para avanzar.
Las segundas representan muchas cosas que a veces ni siquiera nos agradan, pero que es necesario hacer, no por nosotros mismos, sino por los demás. No debemos renunciar a nosotros mismos por complacer a otros, pero a veces es necesario sufrir incomodidades, e incluso malos momentos, para que otra persona se sienta acompañada o apoyada en una situación que nunca desearíamos vivir.
Las responsabilidades no siempre son agradables, pero la manera en que las afrontamos es lo que forja lo que somos.
lunes, 29 de diciembre de 2008
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6 comentarios:
Cuánta razón tienes, querida amiga. Justamente es ese segundo tipo de responsabilidades el que nos pone a prueba, como un crisol en el que debemos adquirir el temple necesario para vivir de un modo plenamente humano.
Eres sabia. Y es un placer ler (y releer) contigo.
Es muy cierot, existen distintos tipos de responsabilidades, y cada una de ellas nos dejan enseñanzas y nos hacen crecer, la vida sin responsabilidades no sería vida, y lo importante es hacerles ver a las personas lo importante que es seguir adelante, así como hoy tu nos has hecho reflexionar.
Tal vez aceptar todas nuestras responsabilidades sea uno de los mayores pasos que podemos dar para dejar de ser hombres/mujeres niños/niñas y convertirnos en auténticas personas maduras. Unas veces las responsabilidades son más o menos agradables, mientras otras veces son francamente molestas.
Aceptar lo que se da, no huir. Pasito a pasito, momento a momento. Andar, pasar, atravesar...
La libertad ante uno mismo es una de las cosas más valiosas. Hacer lo que toca más allá de gustos y disgustos te honra. Gracias por recordarnos algo tan importante.
Gracias por los ánimos, a los tres.
Es más fácil hablar de ello que hacerlo, claro. Ojalá tuviera valor y tenacidad suficiente para afrontar absolutamente todas mis responsabilidades... pero al menos soy consciente de que una pequeña incomodidad por mi parte puede aportarle algo mucho más valioso a otra persona, y sé que eso sin duda vale la pena. ;)
Y si vale la pena, al final lo haces fundamentalmente por ti. ¿Donde está el otro?. Al final un acto mas de puro egoismo.
Curioso enfoque, no se me había ocurrido planteármelo de esa manera, aunque tiene bastante sentido.
Hay una teoría que dice, incluso, que el altruismo no existe, porque siempre que una persona hace algo por otro, lo hace porque en el fondo obtiene algo para sí, aunque sólo sea una sensación de satisfacción personal.
Igual trato el tema otro día, más extensamente. :D