viernes, 29 de octubre de 2010

[En otras palabras] Son los ríos

Se acercan tiempos de cambios. Tiempos de hundirse en la tierra y en la oscuridad, para despertar renovados con el amanecer. ¿Qué se va? ¿Qué se queda? ¿Que será lo que renazca hacia la luz?


SON LOS RÍOS

Somos el tiempo. Somos la famosa
parábola de Heráclito el Oscuro.
Somos el agua, no el diamante duro,
la que se pierde, no la que reposa.

Somos el río y somos aquel griego
que se mira en el río. Su reflejo
cambia en el agua del cambiante espejo,
en el cristal que cambia como el fuego.

Somos el vano río prefijado,
rumbo a su mar. La sombra lo ha cercado.
Todo nos dijo adiós, todo se aleja.

La memoria no acuña su moneda.
Y sin embargo hay algo que se queda
y sin embargo hay algo que se queja.

Jorge Luis Borges

miércoles, 27 de octubre de 2010

Visiones de otoño

Crecí en una tierra seca, de matorrales y arbustos, árboles escasos y de hoja perenne. Supongo que por eso pocas cosas me resultan más hermosas que el monte, verde y ocre, al comienzo del otoño.
El bosque bajo la lluvia, y el cerco cada vez más estrecho de la niebla. Las luces, las sombras, los colores... pocas veces tenemos la oportunidad de estar en un lugar en el momento adecuado para apreciarlo en su máximo esplendor, pero cuando sucede, es un regalo inolvidable.










Fotos tomadas en el Puerto de Herrera (Álava), el 11 de octubre.

lunes, 25 de octubre de 2010

La vida es lo que te ocurre...

... mientras te empeñas en hacer otros planes, que decía John Lennon.

Lo que tienen estos senderos por los que me he lanzado a andar, es que nunca sabes si el siguiente paso te llevará a donde creías, o por el contrario toparás con una pared infranqueable, resbalarás al borde de un risco o acabarás enredado en una maraña de zarzas. Pero aunque parezca que la única opción es dar media vuelta, si sabemos mirar puede que al desandar unos cuantos pasos encontremos encrucijadas que antes pasamos por alto o preferimos no aventurarnos a probar.

A veces hace falta que nos desorientemos un poco, e incluso nos perdamos, para volver a ser conscientes del camino.

Así que espero que sepáis disculpar estos azarosos silencios, uno nunca sabe a dónde le acabará llevando la vida, pero al menos puede saber cómo quiere avanzar.
Aquí estoy, pues, tomando rumbo hacia adelante, a cualquier parte. Caminemos.