miércoles, 23 de febrero de 2011

Fusibles

Nuestro cuerpo y nuestra mente tienen ciertos mecanismos de protección. Cuando nos sobrecargamos, sea por nuestra propia actividad, o debido a estímulos externos, empezamos a recibir señales de aviso. Ignorarlas, por necesario que nos pueda parecer en el momento, nunca es buena idea.

Todos podemos pensar en determinados lugares, tareas, entretenimientos, e incluso personas, que nos producen sensaciones de agobio o de hartazgo, que nos "queman", y que, sin embargo, seguimos manteniendo en nuestras vidas. Solemos tener buenos motivos para ello, pero la realidad es que los tenemos porque necesitamos apelar a ellos, necesitamos autoconvencernos para seguir repitiendo un patrón que en el fondo, sabemos que nos está siendo perjudicial.

Hasta el día en que, después de haber pasado por alto todas las señales, nos fundimos. Quizá nos ponemos enfermos, quizá nos da un ataque repentino de tristeza o de ira, o simplemente nos quedamos sin fuerzas. Recuperarse cuando ya ha ocurrido es lento y dificultuoso, y eso si hemos tenido suerte y nuestro estado no ha afectado a personas que no tenían culpa y perdemos por eso nuestros puntos de apoyo.

Pero si incluso entonces, si incluso cuando ya hemos fundido nuestros fusibles físicos o mentales, seguimos insistiendo en sobrecargarnos, justificándonos con una y mil razones, desde las más nobles a las más pueriles, terminaremos por quemarnos del todo. Y entonces lo mejor de nosotros mismos se habrá perdido y quién sabe si seremos capaces de recuperarlo o volverlo a construir.

Prestemos atención a los pequeños indicios que nuestro cuerpo y nuestra mente nos dan, a todos esos avisos: el cansancio, la ansiedad, el insomnio, los leves dolores sin explicación aparente. Tomémoslos como señales de precaución, que para eso están. Hagamos caso a esa parte de nosotros a la que no solemos escuchar y nos empeñamos en mantener bajo control consciente en todo momento, éscuchémosla por una vez y atendamos a lo que nos quiere decir antes de que se fundan los fusibles.
Saber cuándo retirarse es tan importante como saber cuándo insistir.

miércoles, 16 de febrero de 2011

Como un rayo

Como un rayo, que golpea cuando ilumina, nos llegan a veces palabras o ideas que nos cortan el aliento y nos frenan en seco.

Escuchamos algo, o lo leemos, o estamos mirando un cuadro, un paisaje, y un detalle antes inadvertido captura de golpe nuestra atención. Nos planteamos algo, o nos asalta un pensamiento que nos deja boqueando, como si hubiéramos caído de golpe a una poza de agua fría. Vemos en los ojos de otra persona o captamos en sus palabras toda la fuerza de una descarga eléctrica, tierra y nube haciendo contacto en una explosión cegadora.

La sensación nos abruma, la mente parece abrirse a la vez en todas direcciones, a veces como una flor, a veces como un estallido.

Y si tenemos suerte cuando, tambaleándonos, recuperamos el equilibrio, podemos conservar no sólo el recuerdo del golpe, sino parte de esa luz.

Como un rayo, que al tocarnos nos enciende y nos abrasa. Y nunca volvemos a ser los mismos.

viernes, 4 de febrero de 2011

[En otras palabras] Instante

Llega el deshielo y tímidamente vuelve a asomar el sol... aún quedan noches frías, pero veo la primera chispa que enciende ya la promesa del fuego.

INSTANTE

Ven a mirar conmigo
el final de la lluvia.
Caen las últimas gotas como
diamantes desprendidos
de la corona del invierno,
y nuevamente queda
desnudo el aire.

Pronto un rayo de sol
encenderá los verdes
del patio,
y saltarán al césped
una vez más los pájaros.

Ven conmigo y fijemos el instante
-mariposa de vidrio-
en esta página.

Meira Delmar

miércoles, 2 de febrero de 2011

[Recetas] Cremas de queso para Imbolc

Los lácteos de todo tipo son alimentos típicos de esta fecha, debido a su relación con los primeros partos del ganado, especialmente las ovejas. Aunque la leche en sí no me agrada, soy en cambio una gran amante de sus derivados; me apasionan los batidos, el yogur, y sobre todo el queso. Por eso hoy quiero ofreceros dos recetas muy, muy sencillitas de cremas de queso que añaden un toque de sabor a cualquier banquete o fiesta, y son especialmente adecuadas para Imbolc.




Queso de Hierbas

Ingredientes:

  • 150 gr de queso blanco para untar (tipo Philadelphia)
  • 250 gr de queso de Burgos
  • Hierbas provenzales
Se mezclan el queso para untar y el queso de Burgos, machacando éste último con un tenedor, hasta conseguir una pasta homogénea. Luego, se añaden hierbas provenzales al gusto y se remueve. Para la presentación, se puede cubrir la superficie con más hierbas provenzales, que luce mucho.


Dip de queso y cebolla

Ingredientes:

  • 150 gr de queso blanco para untar
  • Medio sobre de sopa de cebolla
  • Leche o nata
Mezclar el queso blanco y la sopa de cebolla, rebajando con leche hasta conseguir la consistencia deseada (usando nata en lugar de leche si se desea una textura más cremosa). Se puede usar para untar, pero os lo recomiendo especialmente como salsa para mojar patatas fritas. :)


¡Feliz Imbolc a todos!