viernes, 22 de abril de 2011

[En otras palabras] Canto XV

Ampáranos, Madre, para que sepamos mirar a nuestro alrededor y ver la belleza y la vida, y sepamos contagiar a los demás esa mirada de reverencia y maravilla.

¡Feliz Día de la Tierra! 

CANTO XV

Sí, la noche sostenida en las grandes hojas espesas,
en las lianas que bajan hasta las aguas negras,
como lentas serpientes encantadas por los brujos,
en los brillos que huyen como soplos azules,
dando un temblor fugaz a las ocultas flores,
te dio el secreto antiguo de mi ardorosa tierra.
Tocaste las raíces, las piedras y las frutas,
abrazando los árboles, corriste por pantanos,
penetraste en las cuevas, heriste el armadillo,
que semeja un cruzado de bruñidas corazas,
perdido en las penumbras de la selva y el río.
Viste las madrugadas de las lluvias calientes
y oíste el murmurar de árboles y animales,
ese reclamo eterno de la tierra en la noche
que a veces llora y grita y ronca en la pantera.
Y viste el estallido de las grandes semillas,
y el nacer de la hoja y el abrir de la flor.
Y hablaste, circundado por venados atónitos:
“¡Ampárame, oh tierra maravillosa!
Yo me estaré contigo adorando tus peñas
que en las penumbras tienen rostros de nuevos dioses.
Yo vengo de los puertos, de las casas oscuras,
donde el viento de enero destruye niños pobres,
donde el pan ha dejado de ser pan para los hombres.
Yo vengo de la guerra, del llanto y de la cruz.
¡Ampárame, oh tierra maravillosa!”


Vicente Gerbasi

miércoles, 13 de abril de 2011

Silvestre


Estamos acostumbrados a los ramos, las macetas, los jardines, los arbustos y los parterres. A rosas, claveles, lirios, crisantemos... Pero hay otra belleza que se muestra en las plantas silvestres que logran abrir sus flores cada año, aprovechando cada gota de lluvia, cada rayo de sol. Una belleza que va más allá de los ojos, que le habla a nuestro corazón de fuerza y de tesón, de los ritmos naturales, de la vida que late en el vientre de nuestra Madre Tierra, esperando su momento.






Porque las flores que brotan espontáneamente, esos pequeños destellos de luz y color entre el pasto, o incluso en las cunetas o en los rincones abandonados, son un regalo de la primavera que nos conecta con nuestra propia savia nueva, y nos recuerda que es el momento de que también nuestras propias semillas extiendan sus brotes hacia el sol..

viernes, 1 de abril de 2011

[En otras palabras] Soneto del caminante

Porque hay que seguir avanzando, incluso cuando no sabes a dónde vas.

SONETO DEL CAMINANTE

No, no despiertes jamás para vivir tu sueño
porque el sueño es un viaje más allá del olvido.
Tu pie siempre es más firme después de haber caído.
Sólo es grande en la vida quien sabe ser pequeño.

El amor llega y pasa como un dolor risueño,
como una rama seca donde retoña un nido.
Sólo tiene algo suyo quien todo lo ha perdido.
Nadie es dueño de nada sin ser su propio dueño.

La vida será tuya si sabes que es ajena,
que es igual ser montaña que ser grano de arena,
y que a veces lo menos vale más que lo más;

Y sabrás, finalmente, cansado caminante,
que el tiempo es un camino que crece hacia delante
mientras se va borrando, poco a poco, hacia atrás.


José Ángel Buesa