viernes, 9 de enero de 2009

[En otras palabras] Don de la materia

Porque a veces, donde la vista engaña, las manos revelan maravillas. Porque a veces, en la oscuridad, olvidamos que no sólo vemos con los ojos.

DON DE LA MATERIA

Entre la tiniebla densa
el mundo era negro: nada.
Cuando de un brusco tirón
—forma recta, curva forma—
le saca a vivir la llama.
Cristal, roble, iluminados,
¡qué alegría de ser tienen,
en luz, en líneas, ser
en brillo y veta vivientes!
Cuando la llama se apaga,
fugitivas realidades,
esa forma, aquel color,
se escapan.
¿Viven aquí o en la duda?
Sube lenta una nostalgia
no de luna, no de amor,
no de infinito. Nostalgia
de un jarrón sobre una mesa.
¿Están?
Yo busco por donde estaban.
Desbrozadora de sombras
tantea la mano. A oscuras
vagas huellas, sigue el ansia.
De pronto, como una llama
sube una alegría altísima
de lo negro: la luz del tacto.
Llegó al mundo de lo cierto.
Toca el cristal, frío, duro,
toca la madera, áspera.
¡Están!
La sorda vida perfecta,
sin color, se me confirma,
segura, sin luz, la siento:
realidad profunda, masa.

Pedro Salinas

3 comentarios:

Juan A. dijo...

Ah, Salinas. Palabras mayores. Me encanta releer contigo. Es tan grafiticante...

Un beso, primor.

Wuwei dijo...

Qué buena esta poesía de Salinas.
Creo que esto mismo se puede decir de cualquiera de los sentidos, pero desde luego el tacto es muy especial. En las clases de Taichi me pasa lo siguiente: toco a una persona (en las manos, en un brazo, una pierna...) e inmediatamente sé algo de cómo es esta persona por debajo de las apariencias y de la imagen exterior. El tacto comunica lo más íntimo de las personas y las cosas. ¿Qué puede transmitir más que un beso, una caricia o un abrazo?

Sibila dijo...

Juan Antonio: Salinas es una de mis relecturas fijos... algún día pondré mi preferida de las suyas, aunque parezca extrañamente melancólica. Pero no adelantemos acontecimientos ni demos pistas sobre interpretaciones aún...

Wuwei: Cada sentido es especial a su manera y nos otorga dones preciosos, pero a mí me gusta especialmente reivindicar el tacto por lo que tiene de estigmatizado en nuestra sociedad, debido probablemente a una incorrecta asociación con lo sexual, cuando es un sentido que va mucho más allá. Palpar un objeto, tocar a otra persona, nos permiten un conocimiento de su existencia mucho más directo e intenso que la vista o el oído, que al fin y al cabo, se producen a través de un medio de transmisión.
Uhm... ahora que lo pienso, quizá debería tratar esto más en profundidad... gracias por las ideas que me das. ;)

Un cálido saludo a ambos.