El otro día dije que no considero que los mitos y los cuentos sean tan diferentes, ni que los segundos sean menos dignos que los primeros... será mejor que me explique.
El mito es una narración con vida propia. Guarda imágenes de tal fuerza que se han transmitido desde las raíces de nuestra cultura hasta hoy en día, propagándose y reproduciéndose, dando origen a nuevas historias. Formando parte de nuestra mente, de nuestra cultura. Formando parte de lo que somos.
La función que cumplían en la sociedad que los forjó no es la misma que cumplen hoy en día, y nunca podremos saber exactamente cómo veían ellos a los dioses y a los héroes. Sólo podemos interpolar e interpretar. Pero, a cambio, nuestra historia nos ha dado otra manera de verlos, propia de este momento y este lugar, incluso una propia de cada persona.
Los mitos están vivos, crecen y producen nuevos mitos, leyendas... y cuentos.
¿Es acaso menos real Caperucita que Hércules? ¿Tiene menos valor como reflejo de una forma de ver el mundo y de transmitir enseñanzas la manzana de Blancanieves que las de las Hespérides?
Los cuentos también tienen vida propia, también están fuertemente enraizados en nuestro imaginario colectivo, dando forma a nuestra mente. También han ido cambiando mientras nosotros cambiábamos, y se han mezclado y reproducido en miles de variantes y de historias nuevas. También nos enseñan algo sobre la forma de ver las cosas de quienes los forjaron, y mucho sobre nuestra propia concepción del mundo.
Los cuentos también pueden ser mitos, tan válidos como los clásicos. Quién sabe cuáles serán los mitos que heredará el futuro de nosotros...
lunes, 22 de septiembre de 2008
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
5 comentarios:
Sibila, siempre he pensado que las religiones, en si mismas, son mitos que llegaron a creerse demasiado. Por ejemplo, si hoy mismo alguien decidiera hacer una religion teniendo a "El Señor de los anillos" como libro sagrado, quizá dentro de mil años ese dogma tendría millones de creyentes, templos por todas partes y fanáticos dispuestos a la guerra santa. La religión en si misma es un mito.
Me encanta tu blog. Como creyente en Gaia, lo único que lamento es no haberlo descubierto antes. No estas sola.
Creo que una diferencia importante es el público-objetivo, en concreto la edad del público-objetivo. También se diferencia al lector por su cultura, gustos, religión...
Aunque a veces el escritor no piense mucho en como es la gente que quiere que le lea, seguro que su editor si lo hace ;)
Salud
Darkrosalina, por supuesto, cualquier religión está basada en un mito compartido, pero eso no tiene por qué ser malo.
Lo importante es que seamos conscientes de cuáles son los mitos que han dado forma tanto a nuestra cultura como a nuestra individualidad, y vivamos lo que hemos elegido, no lo que nos han impuesto. Bienvenido a mi blog, pásate cuando quieras.
Céfiro, para eso están los editores, ¿no? Para hacer llegar la literatura al público adecuado. Aunque ahora internet ayuda mucho...
Saludos.
Amén, sibila. Cada uno debe tener su propia fe.
Y yo añadiría... cada uno que crea lo que quiera, mientras no pretenda que los demás crean lo mismo o vivan conforme a las normas de su creencia.