Aunque sin duda tiene su parte de razón (un mito es mucho más que un mero relato), parece olvidar que muchos cuentos son también, a su manera, auténticos mitos, enraizados en nuestro pensamiento y en nuestra cultura.
Pero creo que es mejor que lo leáis vosotros mismos, y os forméis vuestra opinión. La mía os la daré en la próxima ocasión.
El territorio de los mitos, y los senderos que a él conducen, conforman un mundo complejo y atrayente, de límites difusos que, con frecuencia, hace errar el camino a quienes intentan transitar por sus entresijos. Esta es, sin duda, una de las características del mito: la dulce seducción que produce en todo aquel que se acerca a él. Pero quizá este atractivo haya hecho que, al cabo del tiempo, las fronteras entre mito y cuento se hayan ido borrando, de manera que hoy día uno y otro parecen haberse amalgamado hasta hacer casi imposible distinguirlos.
El resultado de este proceso ha sido nefasto para el estudio de los mitos pues, al ser confundidos con los cuentos, se han tratado como meras narraciones fantásticas en cuyas líneas sólo aparecen personajes increíbles y sucesos imposibles. Si un mito es igual que un cuento, ¿qué valor ha de tener en la investigación sobre los sucesos del pasado? ¿Qué crédito cabe conceder a héroes y dioses a los que prestamos la misma credibilidad que a Caperucita o al Gato con Botas? ¿Cómo puede alguien tomarse en serio las hazañas de heracles o las aventuras de Ulises?
En la mayor parte de los casos, los mitos no tienen nada que ver con los cuentos. O, al menos, no con su esencia. Los mitos, especialmente los griegos, no sólo formaron la mentalidad de este pueblo, definieron su alma y determinaron su historia, sino que han influido decisivamente en la generación de lo que, en términos generales, podría llamarse mentalidad occidental.
Es evidente que esto no es aplicable a todos los mitos; muchos han sido depurados por la tradición posterior hasta convertirlos poco menos que en pura literatura. Pero si lo es a aquellas narraciones que, surgidas del pueblo griego, se han ido poco a poco fijando en nuestros recuerdos hasta, por decirlo así, formar parte de nosotros mismos.Extraído del artículo
Héroes mitológicos. En manos de los dioses,
de Bernardo Souvirón,
publicado en Muy Historia, nº 19,
septiembre de 2008.
2 comentarios:
Hola Sibila, curiosa reflexión la del artículo que citas, pero creo que el señor Bernardo se equivoca (por no decir que falta a la verdad de manera premeditada):
Un Mito es un cuento que habla de dioses y/o héroes. Si Caperucita se hubiera enfrentado a una criatura enviada por Poseidón y el leñador fuera un semidios estariamos ante un mito.
La función de ambos es la misma, sólo que el cuento lo hace todo más familiar y reconocible, es una adaptación que surge de la democratización de la cultura.
¿Cómo le explicas a un niño las intrincadas relaciones que hay entre los personajes de la cultura griega? Cuando acabe de entender por qué Zeus era tan... especial, no le quedará sitio para la moraleja.
Discúlpame el sermón, es que andaba inspirado.
Salud.
Gracias, Céfiro, por compartir tu reflexión.
En realidad, mi opinión está más cercana a la tuya que la del autor del artículo. En la próxima entrada me explicaré un poco más.
El cuento y el mito cumplen una función muy importante, y no creo que uno sea menos que el otro únicamente porque pertenezca a la cultura clásica. Todo el tiempo se forjan mitos, incluso en la actualidad, y esos mitos dan forma a nuestra forma de pensar.
Un saludo.