Una vez hemos conocido la Rede, la siguiente norma que nos encontramos es la Ley de Retribución, o Ley de Tres, que no son la misma cosa, pero sí ilustran el mismo principio moral.
Todo lo que envíes te será devuelto por triplicado
También hay más de una manera de entenderlo: Hay quien afirma que se trata de una ley fundamentalmente relacionada con la magia, que ilustra las consecuencias de los trabajos mágicos, y hay quien piensa que se trata de una ley universal, y su aplicación a la brujería no es más que una concreción de un principio general.
Cuando hablo de responsabilidad, no hablo de que sea una exigencia que le hago a los demás.
Evidentemente, cada cual puede decidir ser responsable o no serlo. La mayor parte de las veces, en este mundo cómodo donde nos hemos instalado, la vida no te obliga a afrontar las consecuencias de tus actos, puedes buscar mil millones de excusas para no hacerlo. Evidentemente, para mí es muy importante (lo que no quiere decir que lo haga siempre... soy humana y también tengo mis momentos de evasión), pero quizá es porque yo soy de natural responsable. Probablemente haya muchos otros wiccanos que lo expresarían de otra manera, quizá porque son menos exigentes consigo mismos, o quizá porque es tan natural para ellos como el respirar y no necesitan definirlo.
Luego están las intenciones. Hay mucha gente que dice “Si haces algo malo, pero con buena intención, la Ley de Tres no te lo devolverá”, o bien, al contrario, “Si haces algo malo, aunque fuera con buena intención, la Ley de Tres te devolverá ese mal”.
Yo no lo veo de ninguna de esas dos maneras: Para mí la Ley de Tres es simplemente una cuestión de causa y efecto, es decir: tú envías unas determinadas energías y acciones, y éstas tienen unas consecuencias, que a su vez tienen otras consecuencias, y se van multiplicando... por eso lo que enviaste regresa amplificado, no porque haya nadie vigilando, preparado para castigarte por “ser malo”. Evidentemente, si tu intención era buena pero cometiste un error, recibirás las consecuencias de ambas cosas, las de tu buena intención, y también las de tu error.
Evidentemente, estoy siendo demasiado cerebral. Esto no quiere decir que yo sea perfecta, y que nunca caiga en la tentación de huir de las responsabilidades, pero sí que al menos, intento ser consciente de las consecuencias que pueden tener mis acciones antes de llevarlas a cabo, también intento paliar mis errores (que cometo a menudo) en la medida de lo posible.
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