miércoles, 6 de febrero de 2008

Valores personales, principios espirituales (II) - La Ley de Tres

Una vez hemos conocido la Rede, la siguiente norma que nos encontramos es la Ley de Retribución, o Ley de Tres, que no son la misma cosa, pero sí ilustran el mismo principio moral.

Todo lo que envíes te será devuelto por triplicado

Aunque hay quien no le pone ningún multiplicador, y quien cambia el tres por el siete, o el nueve.

También hay más de una manera de entenderlo: Hay quien afirma que se trata de una ley fundamentalmente relacionada con la magia, que ilustra las consecuencias de los trabajos mágicos, y hay quien piensa que se trata de una ley universal, y su aplicación a la brujería no es más que una concreción de un principio general.

¿Qué es, para mí, la Ley de Tres?

Personalmente, creo que la Rede, la Ley de Tres y toda la ética wiccana podría resumirse en una sola idea: RESPONSABILIDAD. No es que tema que las consecuencias de mis actos se vuelvan contra mí para castigarme, es que sé que, haga lo que haga, para bien o para mal, deberé cargar con ellas. La wicca no es una religión que fomente el escapismo ni la moral heterógena. Cada cual es totalmente responsable de aquello que hace y dice, sin la posibilidad de refugiarse en la evasión o el culpabilizar a otros.

Cuando hablo de responsabilidad, no hablo de que sea una exigencia que le hago a los demás.
Evidentemente, cada cual puede decidir ser responsable o no serlo. La mayor parte de las veces, en este mundo cómodo donde nos hemos instalado, la vida no te obliga a afrontar las consecuencias de tus actos, puedes buscar mil millones de excusas para no hacerlo. Evidentemente, para mí es muy importante (lo que no quiere decir que lo haga siempre... soy humana y también tengo mis momentos de evasión), pero quizá es porque yo soy de natural responsable. Probablemente haya muchos otros wiccanos que lo expresarían de otra manera, quizá porque son menos exigentes consigo mismos, o quizá porque es tan natural para ellos como el respirar y no necesitan definirlo.

Luego están las intenciones. Hay mucha gente que dice “Si haces algo malo, pero con buena intención, la Ley de Tres no te lo devolverá”, o bien, al contrario, “Si haces algo malo, aunque fuera con buena intención, la Ley de Tres te devolverá ese mal”.

Yo no lo veo de ninguna de esas dos maneras: Para mí la Ley de Tres es simplemente una cuestión de causa y efecto, es decir: tú envías unas determinadas energías y acciones, y éstas tienen unas consecuencias, que a su vez tienen otras consecuencias, y se van multiplicando... por eso lo que enviaste regresa amplificado, no porque haya nadie vigilando, preparado para castigarte por “ser malo”. Evidentemente, si tu intención era buena pero cometiste un error, recibirás las consecuencias de ambas cosas, las de tu buena intención, y también las de tu error.

Puede que unas sirvan para paliar las otras, y puede que no, depende de la fuerza con que se enviaron ambas. No es una cuestión personalista, los Dioses no están esperando para castigarte o para perdonarte. No depende de nadie, es más bien una cuestión de fuerzas naturales, casi de física. Un ejemplo podría ser el siguiente: Si vas caminando con la mejor de las intenciones, pisas algo y te resbalas, ¿acaso dejas de caerte porque resbalar no fuese lo que pretendías? La gravedad no personaliza, la Ley de Tres tampoco. Recibiremos consecuencias de todo lo que hagamos, absolutamente de todo, independientemente de lo “bueno” o “malo” que creamos que sea lo que hayamos hecho, independientemente de lo que nosotros creamos merecer. No es un castigo, no depende de lo que somos, sino de lo que hacemos... y la intención, es un acto también, una conducta interna no deja de ser conducta, al igual que leer mentalmente sin pronunciar las palabras en voz alta no deja de ser leer.

Delegar en “lo hice con buena intención” me parece un escapismo, al igual que “me equivoqué, ahora me va a volver por triplicado. Si querías ayudar y cometiste un error, no puedes esconderte y decir “no era lo que yo quería” o “la Ley de Tres me lo retribuirá”. Deberías hacer algo para arreglar lo que has hecho, porque son tus acciones, no hay nadie que te obligue a hacerlas y por tanto, nadie que vaya a arreglar tus fallos por ti. En el ejemplo de antes, no puedes evitar caerte al resbalar, pero puedes levantarte, y retirar del suelo lo que te ha hecho resbalar, para que no vuelva a pasarte.

Evidentemente, estoy siendo demasiado cerebral. Esto no quiere decir que yo sea perfecta, y que nunca caiga en la tentación de huir de las responsabilidades, pero sí que al menos, intento ser consciente de las consecuencias que pueden tener mis acciones antes de llevarlas a cabo, también intento paliar mis errores (que cometo a menudo) en la medida de lo posible.

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