Casi todo el mundo ha oído hablar de Ícaro, y cómo la cera de sus alas se derritió por querer volar cerca del sol, causándole la muerte. Pero el personaje que a mí me resulta realmente fascinante no es Ícaro, sino su padre: Dédalo.
Dédalo es el genio inventor de la antigua Grecia. Como un Leonardo o un Edison de la mitología, se le atribuyen cientos de inventos, descubrimientos y obras de ingeniería. Suyos fueron los primeros autómatas, suya fue la creación que permitió a la enloquecida Pasífae aparearse con el toro de Creta, y suyo el diseño del laberinto donde el rey Minos encerró al Minotauro, fruto de esos amores.
Su talento era toda su vida, hasta el punto de que una de las versiones del motivo por el que fue desterrado a la corte de Minos en Creta, es que empujó a Perdix, su sobrino y ayudante, desde lo alto de la Acrópolis, por haberle superado en ingenio inventando instrumentos como la sierra y el compás.
Con sus habilidades consiguió el favor de varios reyes, como el propio Minos, para posteriormente perderlo cuando sus creaciones no fueron de su agrado.
Atrapado en una torre en Creta junto con su hijo, logró escapar, y salió de la isla inventando unas alas artificiales hechas de plumas unidas con hilo y cera, en una huida por aire que le costaría la vida a Ícaro por no seguir los consejos de su padre.
Tras la muerte de su hijo, Dédalo se desplazó a Sicilia, donde trabajó para el rey Cócalo, cuyas hijas lo salvaron de la venganza de Minos abrasando al rey en el baño cuando éste descubrió el paradero del inventor y acudió para exigir su vida.
Poco se sabe del resto de su vida, o de su muerte. Algunas fuentes dicen que partió a Cerdeña junto con Yolao, el sobrino de Hércules. Otras, que siguió trabajando para Cócalo hasta su muerte, haciendo monumentales embalses, templos y otras grandes obras. Muchas son las creaciones e ideas que se le atribuyen, y por ellas pasaría a la posteridad como el arquetipo del genio inventor.
Me gusta pensar en Dédalo como un ejemplo de humanidad entre tantos mitos que no se entienden sin la intervención divina. La historia de Dédalo muestra lo que el hombre puede hacer si se lo propone, tanto a la hora de crear como a la de destruir. Puede aprenderse mucho del genio de Dédalo, y de su historia.
Más información:
Wikipedia
Abc Dioses
Galería de ingenieros egregios en www.albaiges.com, página personal de Josep M. Albaigès.
Imagen: Dédalo e Ícaro, escultura de Pino Venditti
Dédalo es el genio inventor de la antigua Grecia. Como un Leonardo o un Edison de la mitología, se le atribuyen cientos de inventos, descubrimientos y obras de ingeniería. Suyos fueron los primeros autómatas, suya fue la creación que permitió a la enloquecida Pasífae aparearse con el toro de Creta, y suyo el diseño del laberinto donde el rey Minos encerró al Minotauro, fruto de esos amores.
Su talento era toda su vida, hasta el punto de que una de las versiones del motivo por el que fue desterrado a la corte de Minos en Creta, es que empujó a Perdix, su sobrino y ayudante, desde lo alto de la Acrópolis, por haberle superado en ingenio inventando instrumentos como la sierra y el compás.
Con sus habilidades consiguió el favor de varios reyes, como el propio Minos, para posteriormente perderlo cuando sus creaciones no fueron de su agrado.
Atrapado en una torre en Creta junto con su hijo, logró escapar, y salió de la isla inventando unas alas artificiales hechas de plumas unidas con hilo y cera, en una huida por aire que le costaría la vida a Ícaro por no seguir los consejos de su padre.
Tras la muerte de su hijo, Dédalo se desplazó a Sicilia, donde trabajó para el rey Cócalo, cuyas hijas lo salvaron de la venganza de Minos abrasando al rey en el baño cuando éste descubrió el paradero del inventor y acudió para exigir su vida.
Poco se sabe del resto de su vida, o de su muerte. Algunas fuentes dicen que partió a Cerdeña junto con Yolao, el sobrino de Hércules. Otras, que siguió trabajando para Cócalo hasta su muerte, haciendo monumentales embalses, templos y otras grandes obras. Muchas son las creaciones e ideas que se le atribuyen, y por ellas pasaría a la posteridad como el arquetipo del genio inventor.
Me gusta pensar en Dédalo como un ejemplo de humanidad entre tantos mitos que no se entienden sin la intervención divina. La historia de Dédalo muestra lo que el hombre puede hacer si se lo propone, tanto a la hora de crear como a la de destruir. Puede aprenderse mucho del genio de Dédalo, y de su historia.
Más información:
Wikipedia
Abc Dioses
Galería de ingenieros egregios en www.albaiges.com, página personal de Josep M. Albaigès.
Imagen: Dédalo e Ícaro, escultura de Pino Venditti
2 comentarios:
Ya no me acordaba de esta historia, y me ha traído muy buenos recuerdos. Hay que ver lo que es ir buscando una cosa y encontrarse otra.
¡Saludos!
Me alegra que te guste. Dédalo ha sido siempre uno de mis personajes mitológicos preferidos. Ni un dios ni un héroe, simplemente un hombre ingenioso.
Las búsquedas te llevan a veces a lugares insospechados... por algo será. ;)