Voy a poner los pies sobre la alfombra de agujas de pino y musgo, y a dejar que ellos decidan por sí mismos dónde ir.
BOSQUE
Cruzas por el crepúsculo.
El aire
tienes que separarlo casi con las manos
de tan denso, de tan impenetrable.
Andas. No dejan huellas
tus pies. Cientos de árboles
contienen el aliento sobre tu
cabeza. Un pájaro no sabe
que estás allí, y lanza su silbido
largo al otro lado del paisaje.
El mundo cambia de color: es como el eco
del mundo. Eco distante
que tú estremeces, traspasando
las últimas fronteras de la tarde.Ángel González
2 comentarios:
Me encantan los bosques y perderme por ellos. ¿Vas a alguno este verano?
Un saludo,
Tanakil.
A mí también me encantan, me recargan de energía, pero también me ayudan a relajarme, aunque parezca contradictorio.
Estoy yendo al Monte de las Mercedes cada vez que puedo, a meditar bajo los árboles. En esta época, esa fuerza me hace mucha falta. :)
Un saludo.