Me he enterado hoy de que el día 1 de noviembre murió, a los 84 años, la cantante Yma Sumac.
Es posible que no hayáis oído hablar de ella (fue famosa en los años 50, que quedan lejos para la mayoría de nosotros), pero, si es así, creedme que no es por falta de méritos. Yma Sumac tenía la voz más increíble que haya existido. Su registro vocal abarcaba cinco octavas, es decir... ella sola podía cantar en todos los tonos de la voz humana, desde barítono hasta soprano, sin necesidad de recurrir al falsete. Y lo hacía cómodamente... y de maravilla.
Su historia es confusa y probablemente muy adornada, como muchas de las biografías de famosos de principios y mediados del siglo pasado. Alardeaba de ser descendiente del Inca Atahualpa (incluso el gobierno peruano certificó que lo era), y, llegada a Estados Unidos, explotó su veta exótica caracterizándose de sacerdotisa inca o virgen del sol.
Pero no necesitaba nada de todo eso para deslumbrar al mundo. Le bastaba con su voz. Su magnífica, inigualable voz, cuya fuerza y belleza destaca incluso en las grabaciones de la época.
En estas canciones que quiero compartir hoy, Yma Sumac canta, como sólo ella podía hacerlo, a los dioses indígenas: a Inti, el Dios del sol, y Pachamama, la Madre Tierra.
¿Hay mejor excusa para compartirlas con vosotros?
Espero que os gusten.
miércoles, 12 de noviembre de 2008
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