Dentro de una semana es la noche de Samhain, y, de repente, surgen como setas por todos los rincones de la Red mensajes de gente que quiere celebrar un ritual, o incluso iniciarse en esa noche. Gente que, por supuesto, no tiene ni la menor idea de lo que es un ritual ni de lo que representa una iniciación.
Es otro síndrome que delata el paganismo como pose en lugar de como auténtica vivencia. Oh, claro, es mucho más bonito y aparente ponerse a encender velas en una noche de luna, vestidos con una capa, y manejar el athame que compramos anteayer en una tienda de internet, bien lleno de símbolos “de poder”. Queda muy chulo juntarte con unos amigos e irte al bosque a invocar a los espíritus y adivinar el futuro. Y tienes todo tu derecho a hacerlo, mientras no digas que lo haces porque estás celebrando un ritual wiccano. Lo que estás haciendo es jugar.
Un ritual (no hablemos ya de una iniciación) requiere ante todo conocer las energías del momento, lo que representa, tanto en la tradición como para nosotros mismos, y cómo queremos y podemos emplear esas energías. ¿Qué deseas atraer a tu vida? ¿Qué preguntas necesitan respuesta? ¿Qué cosas tienes que agradecer? ¿Qué es necesario que aprendas? Cada momento del año favorece unas actividades y obstaculiza otras, al igual que no es lo mismo ir a la playa en verano que en invierno.
Un ritual no es una reunión de amiguitos para sentarse en torno a la hoguera a contar historias de miedo. Es un momento especial en el que nos relacionamos con los Dioses y la naturaleza, haciéndonos conscientes del paso del tiempo y el ritmo de las estaciones. Un ritual puede ser sentarse en el balcón a ver atardecer, pasear por el campo pisando las hojas caídas, pedir un deseo a una estrella o llamar a esa persona cuya voz hace tiempo que no escuchas. Un ritual es cualquier cosa que hagamos con el corazón, con el estado de ánimo adecuado, sintiendo que al hacerlo honramos nuestra fe. Tener un montón de objetos “mágicos”, leer de carrerilla largos textos cogidos de internet, seguir unos rígidos pasos al pie de la letra… en ocasiones, más que una ayuda, es una interferencia.
No hagáis nada sin saber lo que estáis haciendo. Es preferible encender una vela y decir unas palabras simples, salidas de ti, que trazar el Octograma Quíntuple de Invocación Maestra de la Llama Verde cuando la luna esté en su Cénit Cuántico Suprarrenal ante el altar de Cthulhu del Mar Profundo. Hacer las cosas por hacerlas es peor que no hacerlas en absoluto.
miércoles, 24 de octubre de 2007
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