Pero eso es porque nos escondemos detrás de las palabras, nos empeñamos en usarlas como escudo, en disfrazarnos con ellas, en lugar de ofrecerlas y compartirlas, libremente, con alegría y con confianza.
Yo, aquí, quisiera ofreceros algo de lo poco que tengo que es verdaderamente mío, mis palabras.
Pero como no siempre puedo expresarme tan bien como me gustaría, dejaré que hable hoy Blas de Otero:
EN EL PRINCIPIO
Si he perdido la vida, el tiempo, todo
lo que tiré, como un anillo, al agua,
si he perdido la voz en la maleza,
me queda la palabra.
Si he sufrido la sed, el hambre, todo
lo que era mío y resultó ser nada,
si he segado las sombras en silencio,
me queda la palabra.
Si abrí los labios para ver el rostro
puro y terrible de mi patria,
si abrí los labios hasta desgarrármelos,
me queda la palabra.Blas de Otero
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