El nacimiento de Venus es un temple sobre lienzo pintado por Sandro Botticelli entre 1482 y 1484, en pleno Renacimiento.
Es fácil apreciar la influencia de las esculturas clásicas en el porte, las líneas y el color de la figura de Venus, alzada en sinuoso contraposto sobre la enorme concha, cubriéndose púdicamente con las manos y el cabello.
Podría pasar horas hablando de la composición, la Diosa encuadrada entre el agua, la tierra y el aire, la simbología de las flores, del manto, de los personajes... y muchos lo han hecho antes que yo.
Pero nada de lo que pueda contaros es comparable a observar por uno mismo la pintura, la belleza y el misterio, incluso la indefinible pureza, que Botticelli supo imprimirle a su Venus.
Recuerdo a alguien que al ver este cuadro en los muros del Ufizzi se le saltaron las lágrimas y le faltó la respiración. A veces la belleza puede ser abrumadora.
Más información:
Botticelli y el Nacimiento de Venus en la Wikipedia
Galería de Botticelli en Artelista
miércoles, 6 de agosto de 2008
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2 comentarios:
Bellísima esta interpretación del nacimiento de la diosa. He descubierto por azar tu blog y me he deleitado paseando por él.
Un cordial saludo.
Bellísima, si. Botticelli sabe darle a sus figuras un toque casi sagrado.
Me alegro de que te guste el blog, vuelve cuando quieras.
Un saludo,
Sibila.