viernes, 5 de marzo de 2010

[En otras palabras] Detrás de aquella puerta

Porque cada elección que hice me ha traído a donde estoy, y no me arrepiento de la dirección que tomé en ninguna encrucijada. Porque sé que el camino que he decidido seguir hubiera llegado a mí de cualquier manera, y no deseo retroceder ni un sólo paso.

DETRÁS DE AQUELLA PUERTA

En algún lugar del gran muro inconcluso está la puerta,
aquella que no abriste
y que arroja su sombra de guardiana implacable en el revés de todo tu destino.
Es tan sólo una puerta clausurada en nombre del azar,
pero tiene el color de la inclemencia
y semeja una lápida donde se inscribe a cada paso lo imposible.
Acaso ahora cruja con una melodía incomparable contra el oído contra el oído de tu ayer,
acaso resplandezca como un ídolo de oro bruñido por las cenizas del adiós,
acaso cada noche esté a punto de abrirse en la pared final del mismo sueño
y midas su poder contra tus ligaduras como un desdichado Ulises.
Es tan sólo un engaño,
una fabulación del viento entre los intersticios de una historia baldía,
refracciones falaces que surgen del olvido cuando lo roza la nostalgia.
Esa puerta no se abre hacia ningún retorno;
no guarda ningún molde intacto bajo el pálido rayo de la ausencia.
No regreses entonces como quien al final de un viaje erróneo
—cada etapa un espejo equivocado que te sustrajo el mundo—
descubriera el lugar donde perdió la llave y trocó por un nombre confuso la consigna.
¿Acaso cada paso que diste no cambió, como en un ajedrez,
la relación secreta de las piezas que trazaron el mapa de toda la partida?
No te acerques entonces con tu ofrenda de tierras arrasadas,
con tu cofre de brasas convertidas en piedras de expiación;
no transformes tus otros precarios paraísos en páramos y exilios,
porque también, también serán un día el muro y la añoranza.
Esa puerta es sentencia de plomo; no es pregunta.
Si consigues pasar,
encontrarás detrás, una tras otra, las puertas que elegiste.

Olga Orozco

3 comentarios:

Vaelia dijo...

Gracias... Era el momento de leer algo así :)

Besos,
Vae.

Violeta dijo...

Si Dostoyevski dijo que el hombre es el ser que se acostumbra a todo y Viktor Frankl lo corroboró, este poema se ha acostumbrado a la contradicción -los antónimos tan próximos en el inconsciente- : ¿quiere o no abrir la puerta pasada? Tras ese "no se abre, no regreses" del comienzo; el condicional esperanzador de deseo "si consigues pasar" del final. Qué duda cabe que sigue el conflicto. Es importante que se decida porque frente a la puerta se puede estar hasta la muerte, como en el cuento de Kafka. Y sería su decisión. Respetable, claro. Uno puede hacer con su vida lo que quiera pero quizá sea razonable que piense que hay muchas muertes/puertas/trenes en una vida (persona) y por lo tanto muchas vidas/ventanas/ojos.

Nota al margen: Vaelia, te he mandado email importante, no puedo entrar en tu página, aunque no sea este el sitio, si me lo permites Sibila ;)

Sibila dijo...

Me alegra que te sirviese, Vae. A veces uno necesita recordar que se llega a donde se tiene que llegar, no importa por qué camino. ^^

Parece que lo de Perro Aullador se ha arreglado; gracias por avisar, Violeta, yo pensaba que sería mi ordenador que tenía algún bicho. :P

Ciertamente, uno puede pasarse la vida ante la puerta y nunca atravesar el umbral, e incluso puede convencerse de que la puerta no está ahí y bordearla. Pero al final el no elegir también es una elección, ¿no crees?

Un saludo a ambas. :)