Adolescente fui en días idénticos a nubes,
cosa grácil, visible por penumbra y reflejo,
y extraño es, si ese recuerdo busco,
que tanto, tanto duela sobre el cuerpo de hoy.
Perder placer es triste
como la dulce lámpara sobre el lento nocturno;
aquél fui, aquél fui, aquél he sido;
era la ignorancia mi sombra.
Ni gozo ni pena; fui niño
prisionero entre muros cambiantes;
historias como cuerpos, cristales como cielos,
sueño luego, un sueño más alto que la vida.
Cuando la muerte quiera
una verdad quitar de entre mis manos,
las hallará vacías, como en la adolescencia
ardientes de deseo, tendidas hacia el aire.
Luis Cernuda
viernes, 20 de noviembre de 2009
[En otras palabras] Adolescente fui en días idénticos a nubes...
Atrás quedó lo que fui: ingenua, titubeante, y casi resignada, prisionera entre los muros sin saber que caerían, ni el sueño que me esperaba a la vuelta de la esquina. Pero a veces surge un recuerdo, y no comprendo del todo cómo crucé a la otra orilla, o si algo se hundió en el agua...
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