Creemos que los espejos no mienten, y olvidamos que es nuestra mirada la que da sentido a lo que vemos. Miramos donde queremos mirar, pasamos por alto lo que preferimos ignorar, ponemos nuestra mejor pose, y nos mentimos a nosotros mismos.
Buscamos nuestro reflejo en cómo nos ven los otros, y olvidamos que cada persona sólo puede mostrarnos una faceta de lo que somos, y si sólo buscamos la compañía de aquellos que piensan como nosotros o nos dan la razón, silenciamos y negamos gran parte de nuestro ser.
Construimos nuestro autoconcepto creyendo ser objetivos por enfocarlo bajo la luz más intensa para evaluarlo minuciosamente, y olvidamos que esa luz proyecta nuestra sombra más densa y alargada justo allá donde no miramos.
Para llegar realmente a conocerse hay que asumir la existencia de todo lo que llevamos dentro, no sólo de lo que nos resulta agradable, lo que le gusta a los demás, lo que deseamos ser... También de aquello que nos avergüenza, o incluso nos asusta. Quizá una vez aceptemos su existencia, y nuestra responsabilidad en ella, estemos preparados para cambiarlo o dejarlo atrás.
lunes, 12 de julio de 2010
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2 comentarios:
Concuerdo contigo. Pienso, además que llegar a asumir todo lo que llevamos en nuestro interior y responsabilizarnos de ello en algún grado no sólo nos permite trabajar con ello, sino alcanzar un necesario estado de serenidad, y al mismo tiempo evitar fisuras o divisiones internas.
Creo que esto es importante también con fines a la autodefensa o salud psíquicas, si somos un ser completo, sin huecos o grietas es difícil que nos puedan agarrar. Cuando alguien nos ataca suele buscar nuestros puntos débiles, meter el dedo en una herida que ya está abierta, señalar aquello que en nosotros prefeririamos ignorar... Pero si no lo ignoramos, si podemos aceptarlo, la respuesta a la agresión es mucho más sencilla. Algo así como: "Sí, ya sé que eso está ahí, estoy trabajando en ello... Por cierto, ¿Tu estás haciendo algo a parte de señalar los errores o las faltas ajenos?".
Un abrazo.
Qué gran ejemplo... efectivamente, muchas veces lo que más daño puede hacernos es parte de nosotros, y reconocerlo, nombrarlo y tratar de solventarlo nos hace más fuertes frente a ataques que aprovecharían esas vulnerabilidades, vengand e donde vengan.
Un abrazo.