lunes, 26 de abril de 2010

En piel ajena

Hay muchas cosas que pueden aprenderse por lo que se ha dado en llamar condicionamiento vicario. Forma una parte importantísima del proceso de nuestra educación cuando somos niños. Observamos a otros realizar determinadas conductas, y las consecuencias que éstas tienen para ellos reducirán (si son negativas) o aumentarán (si son benficiosas) nuestra probabilidad de imitar ese comportamiento. Podemos también reproducir acciones de los demás hasta completar una tarea que por nosotros mismos, sin modelo a seguir, no hubiéramos sabido realizar.

Sin embargo, cuando se trata de tomar decisiones adultas y responsables, no nos valen las experiencias de los demás. Por similar que pueda parecer el dilema o el contexto a algo vivido por otra persona, nunca será idéntico. Hasta el consejo mejor intencionado obvia la importancia de nuestra experiencia interna, subjetiva, que es un factor tan relevante como cualquier otro parámetro de la situación.

A veces, incluso, otras personas disponen de información que nosotros no tenemos sobre elementos que están en juego, pero conocerla por boca de otros nunca sustituye a la propia percepción, y no sirve, en la mayoría de los casos, para prevenirnos o evitar que hagamos lo que nuestra propia iniciativa nos impulsa a hacer. No tiene sentido quejarse a posteriori diciendo "si hubiera sabido entonces lo que sé ahora...", porque lo cierto es que ese conocimiento proviene justamente de la experiencia de haber actuado sin saberlo. Puede que hasta fuera necesaria, imprescindible, para asimilar y grabar la enseñanza.

Los conocimientos y las vivencias de los demás pueden ayudarnos en algunas ocasiones, pero cuando llega la hora de andar nuestro propio camino y cruzar nuestras propias puertas, no hay más salida que arriesgarse al ensayo y error, pasarlo mal, equivocarnos, trastabillar, tropezar y caernos mil veces para poder levantarnos de nuevo. Hay cosas que no se aprenden en piel ajena.

viernes, 23 de abril de 2010

[En otras palabras] Antecomienzo

De comienzo en comienzo, sin prisa pero sin pausa.

ANTECOMIENZO

No detenerse.
Y cuando ya parezca
que has naufragado para siempre en los ciegos meandros
de la luz, beber aún en la desposesión oscura,
en donde sólo nace el sol radiante de la noche.
Pues también está escrito que el que sube
hacia ese sol no puede detenerse
y va de comienzo en comienzo
por comienzos que no tienen fin.

José Ángel Valente

miércoles, 21 de abril de 2010

Las ideas y las acciones (I): Los actos equivocados por las razones correctas

No vemos el mundo tal como es, vemos el mundo tal como somos, dice, si mal no recuerdo, el Talmud. Y es una gran verdad. No sólo porque nuestras ideas cambien y den forma al mundo que nos rodea, sino sobre todo porque nuestros esquemas mentales sesgan nuestra percepción, influyendo en lo que vemos y lo que no, lo que recordamos y lo que olvidamos, la información que nos parece relevante y la que descartamos. E igualmente sesgan nuestros actos, puesto que tomaremos las decisiones basándonos en esas percepciones, en nuestra experiencia anterior y además en nuestras características de personalidad, ética individual y expectativas de lo que en nuestro entorno interpretarán de esos actos... e incluso en nuestro estado de ánimo del momento.

Si nos obsesionamos con algo, o contra algo, por legítima y positiva que creamos que sea nuestra actitud, corremos el riesgo de verlo por todas partes, de proyectar sobre gestos, actitudes, hechos y palabras irrelevantes e inocuas nuestro amor, o nuestro odio.

Y entonces hacemos cosas totalmente contraproducentes. Como tratar de cambiar la mentalidad de los demás de un día para otro, haciendo que lo que pretendíamos eliminar, y que a lo mejor ya estaba diluyéndose por efecto del tiempo y la convivencia, se convierta en distintivo y en algo a lo que aferrarse para evitar la imposición externa. O emplear incorrectamente un lenguaje asentado y ya invisible por otro que, de tan artificial, remarca las diferencias que supuestamente queremos borrar. O decidir que las buenas cualidades van asociadas a la moral religiosa y al temor de Dios y sin fe no habría ética.

O pretender que la fuerza, la autoridad, el valor y la violencia son características masculinas, mientras que la dulzura, la sumisión, la paciencia y la ternura son características femeninas. Que cualquier Dios es patriarcal y represor y cualquier Diosa todo bondad y amor. Que el "poder femenino" es distinto del poder masculino, y ser mujer es más noble o mejor que ser hombre. Que "debes aceptarte como mujer" en vez de luchar para ser mejor persona. Como si la espiritualidad no fuese parte de todos y cada uno de nosotros independientemente de los cromosomas y los genitales que tengamos o dejemos de tener.

El mundo no será más justo hasta que dejemos de buscar revancha por agravios que sólo están en nuestra cabeza y empecemos a trabajar para mejorar el futuro.

viernes, 16 de abril de 2010

[En otras palabras] Pájaros y mariposas...

Porque siento la cabeza llena de mariposas que ansían volar...

Pájaros y mariposas,
brisas y vendavales,
sueños y ambiciones locas
siento llegar en mis viajes,
por las rutas del campo de mi existencia.
Algunos dejan canciones y esperanzas
en los surcos de mi tierra,
otros me dejan perfumes de nostalgias.
La brisa va acariciando la corola
con dedos suaves de hada buena
los pétalos de mis rosas,
y la fragancia de mis blancas violetas.
Mis sueños son mariposas,
Inquietas y coloridas
que forman, en mí, las olas
de un hontanar de sonrisas.
Las ambiciones se alargan en el mar de mi presencia
y hacenme sentir que el destino sólo se puede alcanzar
por los sendas suaves de la tierra, onduladas mas serenas
o por las burbujeantes avenidas del ponto inmenso del mar.

Zacarías Palacios

miércoles, 14 de abril de 2010

Muros y puertas

Todo muro es una puerta

Ralph Waldo Emerson

Algunos muros pueden ser derribados, otros pueden ser saltados, otros escalados, pasito a pasito y con mucha calma, hasta alcanzar la cima y pasar al otro lado.
A veces, sin embargo, nos encontraremos con muros tan altos que no logramos ver dónde terminan y tan gruesos que todos nuestros esfuerzos no hacen mella en sus piedras. Pero si tenemos paciencia y no les damos la espalda, si logramos no caer en la desesperación de arrojarnos contra el muro hasta despellejarnos, en el arrogante desdén de fingir que el muro no existe, ni en el conformismo de autoconvencernos de que da lo mismo porque tenemos todo lo que necesitamos a este lado... tarde o temprano encontraremos la puerta que al principio no éramos capaces de ver.
Y, mientras la buscamos, descubriremos que el muro es más que una barrera, que es, en cierta forma, una encrucijada.

A veces, lo que pensamos que nos detiene no es más que la forma que tiene la vida de decirnos que esto no consiste en quemar etapas, que esperemos un poco, que aún tenemos algo que aprender.

lunes, 12 de abril de 2010

De las advocaciones de la Madre Tierra

Cuando se habla de sincretismo, solemos olvidar que muchas de las cosas que parecen coincidencias entre diferentes panteones pueden tener un origen común, no en una cultura específica, sino en las experiencias cotidianas de distintos pueblos, que, al fin y al cabo, tienen igual capacidad de raciocinio, se desenvuelven en entornos similares y dependen para su supervivencia de las mismas cosas. Posteriormente, el contacto entre estos pueblos causaría el trasvase y ampliación de mitos y ritos, pero si eso fue posible es porque, en la base, ya existían similitudes.

La diosa madre Tierra y sus nombres o advocaciones.

La progresiva secularización de la tierra incapacita al hombre occidental de nuestro tiempo para captar el mensaje de la “tierra” en cuanto numinosa o divina, sintonizado con nitidez por los hombres de todos los continentes en el mundo arcaico. La Tierra no es una deidad conceptual como por ej., -en gran medida- Gea o Rea, otras divinidades de la “tierra” con esta palabra en su mismo nombre. La diosa madre Tierra encierra en sus entrañas el misterio de la vegetación -muerte invernal y resurgimiento primaveral-, del cultivo de los campos (diosa agraria), del hombre que viene de la tierra, vive sobre la tierra (durante el poleolítico, etc., dentro de sus entrañas, en las cavernas), y a ella retorna (fecundidad humana, creencias escatológicas).

La naturaleza analógica del conocimiento racional de la divinidad explica que unos llegaran hasta ella a partir de la tierra y de los fenómenos agrarios, desde la vegetación. No sólo fue punto de partida, sino incluso el molde conformador de sus principales atributos, festividades, etc... La divinidad concebida así recibe varias designaciones, vinculadas a otras tantas diosas madres Tierra veneradas en sus respectivas religiones, al principio sólo telúricas, más tarde también mistéricas, por ejemplo, Deméter, Terra, Tellus, Mater Magna, Isis, Cibeles, Atargatis, Semele, Bona Dea, , etc., por circunscribirme a la cuenca mediterránea. Como es obvio, el sentido religioso primario o subjetivo e interno cuajó muy pronto en concreciones objetivas tanto en el espacio (templos) como en el tiempo (fiestas) sin olvidar los mitos, los ritos y las personas consagradas temporal o vitaliciamente a su servicio.

Manuel Guerra Gómez 
El sacerdocio femenino (en las religiones greco-romanas y en el cristianismo de los primeros siglos).
Primera Parte: El sacerdocio en las religiones telúrico-mistéricas.
Cap. 1: La Diosa madre Tierra y sus sacerdotisas

viernes, 9 de abril de 2010

[En otras palabras] La vida hoy tiene ritmo...

Porque no tiene sentido forzar la marcha, imponer al tiempo la propia voluntad. La vida tiene el ritmo que tiene, y el despertar de la primavera no es menos intenso ni menos poderoso por ir despacio. El brote que crece insidioso acabará por romper la piedra.

La vida hoy tiene ritmo
de ondas que pasan,
de olitas temblorosas
que fluyen y se alcanzan.
La vida hoy tiene el ritmo de los ríos,
la risa de las aguas
que entre los verdes junquerales corren,
y entre las verdes cañas.
Sueño florido lleva el manso viento;
bulle la savia joven en las nuevas ramas;
tiemblan alas y frondas,
y la mirada sagital del águila
no encuentra presa..., trema el campo en sueños,
vibra el sol como un arpa.
¡Fugitiva ilusión de ojos guerreros
que por las selvas pasas
a la hora del cenit: tiemble en mi pecho
el oro de tu aljaba!
En tus labios florece la alegría
de los campos en flor; tu veste alada
aroman las primeras velloritas,
las violetas perfuman tus sandalias.
Yo he seguido tus pasos en el viejo bosque,
arrebatados tras la corza rápida,
y los ágiles músculos rosados
de tus piernas silvestres entre verdes ramas.
¡Pasajera ilusión de ojos guerreros
que por las selvas pasas,
cuando la tierra reverdece y ríen
los ríos en las cañas!
¡Tiemble en mi pecho el oro
que llevas en tu aljaba!

Antonio Machado

lunes, 5 de abril de 2010

Verdades

Nos hemos acostumbrado a esconder las verdades tras una cortina de medias palabras, insinuaciones, artificios, fingimientos y disimulos. Nos hemos acostumbrado a tener que buscar las verdades cribándolas entre las mentiras. Y eso nos ha hecho olvidar que, sin nuestra intervención, sin nuestra retórica, la verdad brilla con luz propia.

Antes de ponernos a descifrar misteriosas claves, leamos lo que el texto nos dice. Antes de ponernos a rebuscar en los rincones buscando verdades ocultas, fijémonos en lo que está ante nuestros ojos.