miércoles, 27 de mayo de 2009

La realidad de la realidad

Fue hace una semana, más o menos. Me encontré en una fiesta con algunos antiguos compañeros, a los que hacía tiempo que no veía. Charlamos de todo un poco, y una de ellas soltó una frase que ya he oído muchas veces:

"Yo creo que todo es relativo, que no hay una realidad absoluta, y que todo depende de cómo lo mires"

Por supuesto, esta chica no sabía de qué estaba hablando. Repetía un tópico, como tantas veces se hace en una conversación intrascendente, sin haber captado el sentido de lo que tan alegremente acababa de decir. Preguntarle si realmente estaba convencida de eso, sólo sirvió para que se cerrase en banda, repitiendo lo mismo. Bueno, también sirvió para hacerme pensar.

Qué manía tenemos de llevarlo todo a los extremos. Qué manía, encontrar un concepto que nos gusta y creérnoslo como una verdad de fe, sin ser conscientes de lo que realmente significa. La realidad es relativa. Y ya está. Si yo digo que el cielo es azul y tú dices que es rojo, ninguno de los dos tiene razón, todo es posible.

Sólo que la relatividad de los conceptos nos afecta a nosotros, a nuestra mente, nuestra forma de ver las cosas y de comprenderlas, los constructos hipotéticos según los cuales nos movemos en el mundo. Pero no al mundo. La realidad no deja de ser la que es porque uno quiera verla de otra manera. Las leyes de la naturaleza no cambian porque a mí se me ocurra una idea. Si se me ocurre que puedo vivir sin volver a respirar nunca más, ya puedo estar firmemente convencida de que la respiración es innecesaria, que cuando mi capacidad de retener oxígeno llegue a su límite, moriré de igual manera.

Por supuesto que hay muchas áreas del conocimiento en las cuales tenemos amplias lagunas, que no podemos saberlo todo sobre el mundo, y que a veces los modelos mentales que manejamos son sustituidos por otros que describen mejor los fenómenos naturales. Pero que nuestras teorías sean imperfectas no significa que los fenómenos que tratan de explicar no existan, o cambien cada vez que a alguien le apetece.

Muchos paganos creemos en algunas cosas que a otras personas (incluyendo otros paganos) pueden resultarles extrañas. Pero son creencias, y pueden por tanto ser relativas. Pueden depender de la experiencia personal, y no de datos estadísticos, pueden ser incluso reales sólo para uno mismo.
Pero si empezamos a darle el mismo valor a cualquier tontería que a mí se me pase por la cabeza que al hecho de que el agua moja o las paredes son sólidas... entonces estaremos siempre nadando en arenas movedizas, y no tendremos ninguna base sobre la que asentar nuestra forma de ver el mundo. Porque, para cambiar la realidad, primero necesitamos ser conscientes de lo que es real, y para que la magia ocurra, es imprescindible distinguir lo que existe de lo que podría existir.

5 comentarios:

fiorella dijo...

Muy de acuerdo contigo. Un beso

Sibila dijo...

Bienvenida, Fiorella. Me alegra que te guste. Pásate por aquí siempre que quieras. :)

Un saludo.

Vaelia dijo...

Me encanta este artículo, es genial. Lo leo y lo releo, y parece que esté jugando en el agua, bajo un sol radiante.
Gracias por escribirlo, hacen falta cosas así. Puedo reproducirlo en los foros?

Un abrazo,
Vae.

Sibila dijo...

Gracias, es muy reconfortante saber que te hace sentir así.

Por supuesto que puedes reproducirlo donde quieras, ya sé que tú siempre citas las fuentes. :D

Un abrazo.

Senda dijo...

Felicidades por tus palabras. Siempre es una alegría apreciar la elocuencia y las ideas claras. Mi nombre es Senda y encontré tu blog al "azar" aunque yo no creo que la casualidad exista. El título de tu artículo es una frase que yo utilizo en mi blog, aquí os lo dejo, creo que os puede interesar.
http://larealidaddetuvida.blogia.com