lunes, 17 de noviembre de 2008

Creer no significa no pensar

La fe es un acto irracional. Aquél que realmente cree, sabe que no hay ningún dato objetivo que refrende sus creencias, y no necesita que lo haya. Si lo necesitase, ya no sería fe. 

Pero eso no quiere decir que para ser creyente sea necesario ser no pensante. Uno puede pensar sobre su fe todo lo que quiera. Una auténtica fe no se desmorona porque pensemos sobre nuestras creencias, porque su núcleo está más allá de la forma en que veamos a la divinidad, o la llevemos a la práctica.

Los paganos no tratamos de convencer a nadie de que siga nuestro camino. El que se acerca a él, lo hace por propia voluntad, se embarca en su propia senda, su propia evolución. Y el primer paso es siempre conocer aquello en lo que has empezado a creer.

Hay quien investiga y estudia el paganismo, y tiempo después siente despertarse la chispa de la fe. Hay quien ante unas palabras, una imagen, una música... siente una extraña nostalgia, la inesperada sensación de estar "volviendo a casa", y se lanza a conocer lo que hay detrás de ella.

Lo único imprescindible para recorrer un camino espiritual es estar dispuesto a avanzar por él. Y para eso hay que pensar, hay que estudiar, hay que indagar en los orígenes de ese camino, incluso para poder abandonarlos si llega el momento en que nos sea necesario hacerlo es preciso haberlos conocido primero.

Llamarse a sí mismo "pagano", "wiccano", "brujo" o "druida" requiere mucho más que ponerse una etiqueta. Tienes que saber qué hay bajo esa etiqueta. No es motivo de vergüenza no saber algo, pero sí no tratar de averiguarlo. No es un inconveniente no tener respuestas, pero sí dejar de hacerse preguntas.

Si tu fe no resiste las preguntas, busca otro camino. Pero no hagas gala de tu ignorancia disfrazándola de fe. Porque la auténtica fe crece con el conocimiento, y, mientras menos conozcas sobre aquello que crees, más limitada será.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Sabias palabras, Sibila. Ya hace tiempo, me di cuenta despues demucho pensarlo que el cristianismo (en especial) es una farsa en si mismo y decidí seguir a la madre Tierra en el neopaganismo y a estudiar y comprender las Ciencias de la vida.

Sibila dijo...

Bueno, yo no creo que ninguna religión sea "una farsa en sí misma". Ni siquiera aunque sus fundadores lo único que pretendiesen fuese sacar dinero e influencia de ellas, como la Cienciología. Todos los caminos sirven a alguien, resuenan con alguien.

Simplemente, hay caminos espirituales adecuados para unas personas, pero no para otros.

Un auténtico creyente cristiano puede investigar en la historia y los orígenes de su religión, reflexionar sobre sus creencias básicas, y eso no hará menguar su fe un ápice.
Pero para personas cuya espiritualidad es diferente, el pensar sobre ello sólo sirve para orientarnos en otra dirección.

El problema es pretender que todo el mundo vea la divinidad de la misma manera, y tratar de adoctrinar a cuanta más gente mejor, metiendo en la cabeza de las personas una fe impuesta desde fuera que se desmorona ante cualquier conato de reflexión, así que se prefiere que no piensen para que eso no ocurra.
Eso sí que es organizar una farsa, y debemos luchar por el derecho de cada cual a vivir su religión como la siente.

Un saludo.

Anónimo dijo...

**una fe impuesta desde fuera que se desmorona ante cualquier conato de reflexión, así que se prefiere que no piensen para que eso no ocurra**

Supongo que te refieres a personajes como Galileo o Copérnico, ¿no? Es sorprendente como una religión como el cristianismo que, en teoría está basado en el amor y el respeto, pueda llegar a silenciar a sus seguidores de esa manera (por no hablar de los inquisidores).

Sibila dijo...

En realidad no. Galileo y Copérnico pensaron, investigaron, y nunca creyeron que eso entrase en conflicto con su fe. El problema vino de la gente que prefirió la seguridad de la creencia ciega a creer a lo que los datos mostraban.
Creo que ahí el miedo era otro, el miedo al cambio, a que si la gente dejaba de ver las cosas como habían sido siempre, empezaran a plantearse qué otras cosas podían ser distintas...

Es un tema también interesante, me lo apunto para hablar de él en el futuro. :D

Un saludo.

Anónimo dijo...

Me ha gustado mucho este artículo. Por fin se expresa con palabras el hecho que la razón es un imperio muy traicionero, hoy por hoy dominado por agnósticos y ateos, que no necesariamente son objetivos. Tener una fe determinada no te hace más débil, pero hoy por hoy, en la sociedad materialista y pro-racional en la que vivimos, eso ya no se tiene en cuenta. Un día los mitos recobrarán su sentido original, y la razón expandirá su sentido.

Gracias por pensar!!

Vaya cambio de look!

Sibila dijo...

Lo realmente importante es que tu fe te abra los ojos, no te los cierre.
Igual que cualquier otra idea, aprendizaje o cultura... tenemos que aprender a distinguir nuestas creencias de la realidad y a la vez entrelazarlas con ella, poniéndolas frente a frente. Entonces es cuando nos daremos cuenta de que no son enemigas.

Me alegra que te guste el cambio. :D

Un saludo.