lunes, 12 de mayo de 2008

Mentirosos y creyentes

A veces, no es fácil distinguir la verdad de la mentira. A veces, incluso, no existe una frontera definida entre ambas cosas. Equivocarse es normal, confundirse es sencillo, y, aunque posteriormente nos demos cuenta de que algo no encaja, deshacer la madeja de ideas hasta dar con el nudo para poder desenredarlo es una tarea tediosa y difícil. Muchas veces, ni siquiera hay una verdad absoluta, sino únicamente caminos que nos convienen o no a cada uno según nuestra forma de ser y de vivir.

Pero también hay ocasiones en que la mentira lleva letreros de neón. Letreros hechos de prepotencia, de ansia de notoriedad, de falsos títulos o frases incoherentes que no resisten una lectura comprensiva. Y no es que sea fácil de ver... es que lo complicado es no verlo. Hay que cerrar los ojos de manera totalmente deliberada, ignorando las contradicciones, la falta de calidad, el desprecio o el insulto a quien se atreve a discrepar.

Y aún así hay quien lo hace. Quien está tan necesitado de guía, o tan ansioso de ilusión (como si el mundo entero no nos ofreciese misterios y maravillas a cada instante, sólo con pararse a mirar) que está dispuesto a seguir y a defender a cualquier mentiroso que se pavonee alimentándose de su ingenua admiración, totalmente inmerecida. Y se negarán a razonar, y a usar la lógica. Se negarán a abrir los ojos y además se sentirán víctimas, perseguidos.

Y si algún día entra por casualidad un rayo de luz entre sus párpados prietamente cerrados, y ven lo que hay detrás de las mentiras... lo más probable es que inventen una mentira nueva y se venden con ella los ojos. O quizá prefieran vendar los ojos de otros.

3 comentarios:

FatoMordred dijo...

Si usas máscara será porque no te gusta tu rostro...
Hay demasiada gente con máscara.

Francis Ashwood dijo...

A través de las mentiras, de las máscaras (mostrando rostros que no nos corresponden), lo único que reluce es la poca vida que vive el enmascarado.

Pienso que siendo auténticos es como mejor aprovechamos cada segundo de nuestra existencia, acordes a "lo que nos toca" y a lo que sentimos verdaderamente. De otro modo, sólo se consiguen limitaciones.

Aunque también a veces resulta adecuado protegerse y limitarse temporalmente de modo que podemos centrarnos en nosotros mismos a la hora de resolver algún conflicto con nuestro interior, pero solo temporalmente y de cara a evitar ser molestados. A veces esto pasa inconscientemente durante demasiado tiempo... y las represiones hacen estragos.

Ser libres es lo mejor... ^^

Un abrazo!

Sibila dijo...

Sí, hay demasiadas máscaras... y no sé si temo más a aquellos que se las ponen para engañar deliberadamente a los demás, o a aquellos que se han olvidado de que la llevan puesta y viven en una perpetua mentira.