miércoles, 10 de octubre de 2007

Gnothi Seauton


Conócete a ti mismo


Dicen que ésa era la frase inscrita en los muros del Oráculo de Delfos, aunque no era la única máxima allí presente, sino tan sólo la que posteriormente llegó a ser más famosa. También dicen que fue acuñada por alguno de los Siete Sabios de Grecia (tal vez Tales de Mileto, tal vez Solón de Atenas, o quizá algún otro…), y que Sócrates, más tarde, hizo de ella una de las bases de su filosofía.
Hoy sigue siendo el mejor consejo que se puede dar.

Porque cuando nos conocemos a nosotros mismos, con nuestras luces y nuestras sombras, sin negar aquello que no nos gusta pero considerando también todas nuestras posibilidades de mejorar; cuando nos conocemos realmente, sin tratar de ocultarnos o de engañarnos a nosotros mismos, sin pretender ser más de lo que somos pero sin creernos menos; cuando sabemos quiénes somos en realidad, entonces estamos preparados para avanzar.

No se puede confiar en uno mismo, ni tener una sana autoestima, ni defender una postura, ni entregarse a otra persona, sin saber primero lo que somos, y aceptarlo con todas sus consecuencias. No podemos aprender de nuestros errores sin saber cuáles son sus raíces. Cuando te conoces a ti mismo, sabes qué te impulsa a seguir, y sabes qué te frena. Sabes lo que realmente deseas, y lo que realmente temes. Sabes por qué estás dispuesto a hacer un esfuerzo, o un sacrificio, y contra qué estás dispuesto a luchar.

Cuando te conoces a ti mismo, eres verdaderamente libre.

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