jueves, 5 de julio de 2007

Fe

La fe es un regalo divino. No se puede obtener razonando, ni examinándola con microscopio. No se puede alcanzar sólo con desearla.
La fe es algo que brota del interior, no algo que llegue desde el exterior. Nadie te la puede entregar, sino que debes hallarla dentro de ti mismo.

Mucha gente vive una vida plena y feliz sin necesidad de ninguna fe ni creencia. Personalmente, les admiro. Al igual que admiro a aquellos que tienen una fe íntima y personal, que guía sus pasos sin sesgar su razón.

La fe es un don maravilloso, y a veces olvidamos apreciarla en lo que vale.

Valoremos nuestra fe, porque es la base sobre la que avanzamos por nuestro camino espiritual. Es la guía que nos orienta para no perdernos en sus recovecos. La fe es la que nos permite dirigir nuestros propios pasos sin necesidad de obedecer ciegamente las enseñanzas de cualquier autoproclamado maestro. La fe es la llama que arroja luz sobre todo aquello que vemos y lo dota de un significado trascendente.

La fe es un pequeño milagro cotidiano. Démosle el valor que se merece.

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