lunes, 11 de junio de 2007

Dones

De entre las muchas cosas que me exasperan de las preguntas tontas que hacen los que no tienen ni idea de lo que significa el paganismo, hay una especialmente ridícula. Toma diferentes formas: a veces preguntan cómo deben hacer para saber cuál es su don, a veces dicen que tienen un don y que por eso son wiccanos, e incluso, una vez en concreto, leí una pregunta que decía “me han dicho que las brujas reciben su don a los 16 años, qué hago para recibir el mío”.

Todo este tipo de chorradas dejan claras tres cosas de la persona que pregunta:

1- Que ha visto demasiada tele (preferiblemente series como Embrujadas, Sabrina o Buffy Cazavampiros)
2- Que no tiene las neuronas suficientes para distinguir la ficción de la realidad.
3- Que quiere sentirse superior a los demás.

No, señores, no. Los dones no son cosa de brujas. Todo el mundo tiene al menos uno, y normalmente más. Hay quien sabe dibujar extraordinariamente bien, quien ha nacido con una maravillosa voz, quien tiene una memoria prodigiosa, una habilidad inusitada para inventar historias, una gracia natural para el baile, un talento para comprender cómo funcionan las máquinas… Todos nacemos con nuestros dones, y de nosotros dependerá desarrollarlos o dejarlos que se desperdicien. No hay unos dones mejores que otros. Tampoco hay dones “especiales”, sólo hay personas que tienen una sensibilidad acentuada para determinadas cosas: gente que sabe escuchar y consiguen que todos les abran su corazón, que te hacen sentir bien cuando te abrazan o te tocan, que pueden percibir las emociones de los demás y compartirlas, que ven cosas que a la mayoría de la gente le pasan desapercibidas… y también dependerá ellos cómo desplieguen o ignoren esas habilidades.

Al igual que hay personas que, llevadas por su don para el dibujo se hacen artistas, o que llevadas por su don para escuchar a los demás se hacen psicólogos, hay algunas personas que, intrigadas por sus dones, acaban planteándose practicar la magia. Y algunos realmente estudian en serio, y se esfuerzan, y lo hacen. Y algunos de ellos, en el proceso, conocen acerca del paganismo, éste les llama y acaban siendo paganos, wiccanos o no. Otros, simplemente, practican la magia dentro de su religión (o su ateísmo).
Pero hay muchos albañiles que dibujan de maravilla, y personas con un don para escuchar que trabajan como oficinistas. Y no todos los “brujos” tienen dones que la gente consideraría “espirituales”.

Y, recordemos una vez más, que la wicca es una religión basada en la adoración a los Dioses, el respeto a la naturaleza y las responsabilidad por nuestros actos. No es ningún tipo de magia, ni forma de vida basada en la magia, ni nada fundamentalmente mágico. Entre los wiccanos hay gente que practica la magia y gente que no. Y hay maravillosos dibujantes, grandes cantantes, fantásticos narradores, magníficos bailarines, geniales mecánicos, excelentes masajistas, fenomenales psicólogos, estupendos estudiantes… hay exactamente el mismo tipo de gente que en cualquier otra religión. Personas. Todas diferentes y todas únicas.

No somos ni mejores ni peores que nadie, no tenemos nada “sobrenatural”. No hemos sido elegidos ni somos “especiales”. Somos gente normal. Y como toda la gente normal, tenemos nuestros dones y elegimos cómo utilizarlos.

4 comentarios:

FatoMordred dijo...

Hola Sibila. Hoy quiero principalmente lanzar una pregunta. ¿Crees que hay gente que se hace wiccano precisamente por sentirse especial? Es decir, el tener una religión diferente les hace envolverse en un halo de misterio, algo que los diferencia del resto. Yo he llegado a pensar humildemente que quizás fue lo que me pasó a mi a los 15 años. La gente me veía por el instituto e incluso me decían brujo. Eso lejos de sentarme mal me hechía de orgullo. ¿Por qué? Porque veía que yo era algo que ellos no. Pero claro, yo a esa edad tenía muchos problemas conmigo mismo, y quizás el paganismo me ayudó a diferenciarme y encontrar una identidad propia. Sé que no tengo "dones", ni dotes de adivinación, ni nada de eso. Pero he aprendido a amar las plantas, las gemas y mi propio cuerpo; me acepto tal como soy, y con ello acepto a los demás. En fin, creo que yo entré en la wicca porque era una cosa diferente, pero por el camino aprendí que el diferente era yo (con esto no quiero decir especial, solo que no me dejaba influir por los pensamientos normativos sociales, digamos) y necesitaba a la Diosa. Bueno, es una reflexión bastante sincera, pero es lo que siento.

Sibila dijo...

Es probable que muchos de los que se sienten "diferentes" encuentren la wicca (o cualquier otra religión pagana) en su búsqueda de un lugar donde encajar. Muchos de nosotros hemos tenido esa sensación de "volver a casa" cuando conocimos a los Dioses.
A mí me preocupa el fenómeno contrario, es decir, la gente que no es capaz de hacer valer su propia identidad, lo que como persona individual le hace distinto de los demás, y en lugar de eso, tratan de diferenciarse mediante meros signos externos, como es la ropa, la actitud, o el presumir de ser "brujo". Eso es sólo vanidad, apariencia.
No es lo mismo sentirse diferente que sentirse superior. En el primer caso, la mayoría de las veces incluso te sientes mal, y lo que haces es tratar de conocerte a tí mismo. En el segundo, te irrita que los demás no te admiren, y lo que haces es buscar cosas vacías, superficiales, que te inflen el ego.

FatoMordred dijo...

Creo que lo mío ha sido sentirme siempre diferente. Por circunstancias de la vida, he sido diferente en muchas cosas. Fuí educado en el catolicismo, y la verdad es que era religioso hasta parecer beato. Inclinaba mi devoción hacia la virgen, era el aspecto que más me reconfortaba. Luego vi la realidad del cristianismo y su jerarquía clerical, y perdí la fe. Entonces fue cuando poco a poco me fuí integrando en el culto a la naturaleza. Fué como encontrar un lugar vacío donde yo encajaba. Desde ese día dejé de sentirme diferente y comencé a sentirme especial. Especial porque mi camino estaba delante de mí, porque no necesitaba de ninguna facultad especial, ni de clarividencia, ni de mancia alguna para ver la verdad de la vida y la cantidad de dones con los que la naturaleza nos viste a cada uno de nosotros. Ahora poseo mil dones, millones de dones, como cualquier persona. La diferencia es que ahora los veo, y al verlos yo, los demás los aprecian. Comparto mis dones, y aprendo de los dones de otros.

Sibila dijo...

Qué bonito.

" Fué como encontrar un lugar vacío donde yo encajaba. Desde ese día dejé de sentirme diferente y comencé a sentirme especial. "

Muchos hemos sentido eso, y es una de las sensaciones más maravillosas que se sienten en la vida. Toda una revelación.