martes, 5 de junio de 2007

Adivina, adivinanza

Los sistemas de adivinación son casi tan antiguos como el hombre. El ser humano siempre ha sentido la incertidumbre del futuro como algo amenazante, y ha intentado averiguar lo que iba a suceder.
Hay muchísimas formas de tratar de asomarse al futuro, desde observar el vuelo de los pájaros hasta una larga y compleja tirada de tarot. Y todas tienen algo en común: son sistemas simbólicos.

No me interesa aquí el debate sobre si hay métodos de adivinación más válidos que otros, o hasta qué punto son fiables. Para lo que quiero contaros, tanto da que os creáis al pie de la letra lo que os cuentan o lo que vosotros mismos veis, que sólo os creáis lo bueno y no lo malo, o viceversa, o que olvidéis todas las predicciones excepto las que se cumplen.

Lo importante es lo siguiente: Cada uno de nosotros contruye su propio futuro.

No me hacen falta cartas, runas o caracoles para pronosticar con un 99% de acierto que el chico que mañana tiene un examen y no ha tocado el libro va a suspender, que la mujer que todo lo ve con pesimismo tendrá problemas que la agobien, que el hombre que ha intentado una y otra vez conseguir un ascenso acabará por lograrlo.
Nunca dejéis que nadie os diga lo que os va a suceder, porque lo que os sucederá es lo que vosotros hagáis que os suceda, y de eso, nadie sabe más que uno mismo.

Cada paso que damos, cada decisión que tomamos, marca nuestro rumbo. Está en nuestras manos, y no en las de nadie más. No está en las cartas, ni en las piedras, ni en las estrellas. Está en nuestra historia, nuestro día día, nuestras ganas, nuestro esfuerzo. Sembramos el destino con las semillas de nuestros actos.

Caminante, son tus huellas
el camino y nada más.
Caminante, no hay camino,
se hace camino al andar.
Al andar se hace el camino,
y al volver la vista atrás
se ve la senda que nunca
se ha de volver a pisar.
Caminante, no hay camino,
sino estelas en la mar.

Antonio Machado

2 comentarios:

FatoMordred dijo...

A veces, cuando algo malo nos ocurre (o bueno) pensamos que es cosa del destino. Pues bien, yo pienso que eso es de cobardes. El destino existe, claro, pero no de la manera rígida que algunos piensan. El destino se forja. La experiencia me ha demostrado que podemos luchar contra el destino y llegar a dominarlo. Sé que lo cómodo es resignarse y pensar que nuestro destino nos domina, y que no podemos hacer nada para cambiarlo.

Mi mensaje es que si no te gusta tu sino lo cambies. Verás como en la lucha y en el día a día encuentras razones y motivos que apoyen tus decisiones y al final la satisfacción de gobernar tu propia vida te dará la recompensa. La fuerza del destino no es superior a tu propia voluntad.

Esto lo extraje del blog de myspace, es una reflexión que tuve un día de esos que te sientes más ... brujo, que la cosa no va de compresas.

Sibila dijo...

Precioso. Gracias por compartirlo, espero que le sea útil a alguien más.