jueves, 31 de mayo de 2007

Sobre motes, alias, y nicks

Dentro del síndrome “lo quiero todo y lo quiero ya”, del que ya hablé anteriormente, hay tres aspectos particularmente espinosos, que además, no tienen por qué ocurrir de uno en uno, sino que pueden juntarse: iniciarse antes de saber en qué te metes, gastarse un dineral en herramientas que no sabes para qué sirven, y ponerse un “mote mágico”. Dejaré pendiente las iniciaciones y las herramientas, y empezaré por los motes, simplemente porque me parece más gracioso.

¿Qué no es un nombre mágico?

No es un nick de IRC, foros o cualquier otro espacio público de internet. No es un nombre de perro, gato, pez o cualquier mascota. No es el nombre de un personaje de rol.
O sea, que “suena bien” no es una razón suficiente para elegir un nombre mágico.
No es el mote que te ponen tus amigos del parque. No es un pseudónimo literario. No es el nombre de tu personaje de cine o televisión favorito.
O sea, que “me gusta más que mi nombre real” no es una razón suficiente para elegir un nombre mágico.
No es un título nobiliario falso. No es un nombre de una tradición ancestral que no conoces. No es el nombre de un mito, bruja de cuento o deidad preferida.
O sea, que “quisiera ser así” no es una razón suficiente para elegir un nombre mágico.

¿Qué es un nombre mágico?

Ante todo, es un nombre. Parece de perogrullo, ¿verdad? Pero es que mucha gente no tiene claro lo que representa un nombre en esta época en que todos nos sentamos frente al ordenador y tenemos diez nombres y contraseñas diferentes.
Un nombre es una palabra que te identifica, que te define. No es algo que se cambie con facilidad, porque incluso aunque no te guste, deja su impronta sobre ti. Si vas por la calle y alguien pronuncia tu nombre, te vuelves, aunque no estén hablando contigo.
Pero además, cuando hablamos de un nombre mágico, hablamos además de un nombre con un significado muy especial. Es con el que van a conocerte solamente aquellas personas con las que tengas un lazo de hermandad, como el que se da en un coven (un auténtico coven, no un grupo de coleguitas que se reunen para echar unas risas…. pero, parafraseando a Ende, eso es otra historia y debe ser contada en otra ocasión). Es el nombre con el que vas a ofrecer a los Dioses tu devoción.

Hay personas que desde siempre han tenido un nombre personal, secreto, que consideran que les pertenece y define mejor su individualidad que el nombre elegido por sus padres. Cuando alguna de esas personas adopta la wicca como religión, no tiene ni que pensarlo. Ya tenía su nombre mágico sin llamarlo de esa manera. Para la mayoría, sin embargo, el nombre mágico es algo que hay que buscar. Y cuando digo “buscar” no me refiero a hojear un libro o una página sobre mitología. Me refiero a conocernos a nosotros mismos, a saber quiénes somos. Así, cuando renazcamos en la iniciación, esa nueva identidad que conjuga lo que hemos sido y lo que seremos tendrá un nombre, y sólo tendremos que reconocerla y llamarla.

Mucha gente elige su nombre como quien se pone un traje. Se disfrazan con el nombre, como quien se pone una máscara: “quiero ser interesante, sexy y misteriosa… ya sé, voy a llamarme Lady ShadowCat”. Un nombre mágico no es un disfraz que te pones para convertirte en lo que quisieras ser. No va a transformarte en otra persona. Eres tú quien cambias, y quien debes luchar por llegar a ser lo que deseas, en lugar de fingir algo que no eres. El nombre es un reflejo de ti, una parte de ti. Si eliges un nombre falso, si te escondes detrás de tu nombre, estarás mintiendo, y lo que es peor, mintiéndote.

Otra cosa muy común es elegir un nombre en un idioma del que no conoces más que cuatro palabras sueltas. Lo más común es usar el inglés. Abrid los ojos: los autores que llevan nombres compuestos en ingles ¡es porque hablan inglés! Usar un idioma que no conoces es simplemente ridículo. La semántica es algo que no puede aprenderse en un diccionario. Es como si un chico inglés o estadounidense decidiese ponerse de nombre mágico “Escaparate” porque tiene la vaga idea de que significa un lugar donde las cosas relucen a la vista de la gente. Señor Escaparate, ¿a que es de chiste?. Pues muy probablemente así le suenan esos ostentosos nombres en inglés a los angloparlantes.
Hay hermosísimas palabras en nuestro idioma, y en los idiomas que le dieron origen. Palabras que, con un poco de interés, descubrirán ante nosotros un tesoro de simbolismos que está mucho más acorde con nuestra cultura.

Luego están los que se ponen un nombre legendario o mitológico. Además, como suelen elegirlo sin tener ni idea de la mitología a la que acuden (leer, estudiar, preocuparse por conocer, ¿para qué? habiendo internet y listas de nombres…), recurren a los tópicos. Con lo cual, se creen originales, cuando lo único que están haciendo es tener la misma idea fácil que cientos antes de ellos. Si alguien me hubiera dado un euro por cada Morgana, Nimue, Selene, Circe y Willow que he conocido, a estas alturas podría comprarme una casa.
Un mito o una leyenda son mucho más que un nombre. Tienen muchos significados, y muchos detalles a los que atender. Y son energías que estás haciendo tuyas al ponerte el nombre como quien se pone una chapita, de manera alocada e inconsciente.

Podría seguir durante horas, enumerando todos los despropósitos que he llegado a ver por querer ponerse una etiqueta y presumir de “haberse vuelto bruja”, desde los que cambian de nombre cada semana, hasta los que gritan en un foro público de internet “mi nombre mágico es Fuhlannytah de Thalx” para banalizarlo lo máximo posible, no vaya alguien a pensar que es algo importante y que merezca respeto. Pero ocuparía demasiado espacio, y mucho me he extendido ya.

En definitiva, cuando se empieza a andar por un camino espiritual, se emprende ante todo un largo proceso de autodescubrimiento. Es ése conocernos a fondo a nosotros mismos lo que culmina con la elección de un nombre nuevo, un nombre que represente esa transformación que ha tenido lugar en nosotros. Adjudicarnos un nombre mágico nada más empezar es una tontería, ya que le arrebatamos todo su significado.

Todos los que buscan simplemente tener un nombre misterioso y chulo que impresione a sus amigos, mejor se pasan por aquí.

2 comentarios:

FatoMordred dijo...

Ups, me ha salido GAUTAMA OCEAN SILVER (podría cambiar el orden y ser Silver Ocean??). Claro ahora comprendo de donde pudo salir el nombre de Silver Ravenwolf.
Yo también conozco algunas Nimueses.

Sibila dijo...

Uf... a mí me salió Aebh Sidhe Bran, que suena a algo que podría decir la niña del exorcista justo antes de empezar a girar la cabeza como las lechuzas. :D