martes, 15 de mayo de 2007

Ausencia de dogmas no es igual a falta de criterio

La wicca no tiene dogmas. Eso es cierto. No ha bajado del cielo ningún angelito con unas normas escritas para ser un buen wiccano. Tampoco tenemos un SuperMegaSumo Sacerdote (o una SuperMegaSuma Sacerdotisa) que nos dicte a todos lo que está bien y lo que está mal. En lugar de eso, los Dioses tuvieron a bien darnos otra cosa: un cerebro a cada uno.

Pero el problema de dejar a la gente pensar por sí misma es doble: Primero, que cada cual se piense que la suya es la única verdad. Segundo, que en lugar de ser original, caiga en el refrito y el "todo vale". Entre estos dos polos se mueve la wicca actualmente. Entre los fanáticos magos ceremoniales que dicen que una varita debe ser hecha a partir de un avellano que nunca haya dado fruto tocado por un rayo en la noche de Samhain (ejemplo inventado, pero que podría ser perfectamente real), y los nuevaeristas que invocan a los ángeles de la luz del rayo violeta con mantras hindúes para cargar de energía esa pirámide de cristal tan chula que se compraron por internet porque aseguraban que era auténticamente egipcia hecha a partir de los planos de la Atlántida (ejemplo que también me he inventado, pero que igualmente podría ser real).

¿Por qué resulta tan difícil pensar por nosotros mismos? En primer lugar, porque es un proceso largo, y agotador. Buscar información, descartar la que no nos es válida, estudiar a fondo la que creemos que nos sirve, tratar de ver hasta qué punto y dónde encaja con aquello que nosotros sentimos y practicamos, volver a buscar, cada vez en un campo más reducido, y de vez en cuando, repasar si lo que considerábamos cierto no habrá sido un error y tendremos que replantearnos de nuevo ciertas cosas que dábamos por seguras... no es algo que se haga en diez minutos, ni siquiera en diez años. Es un proceso que no acaba nunca, porque mientras más sabes, más te queda por saber.

Evidentemente, es mucho más fácil dejarse llevar, aceptar todo lo que te dice un "maestro iluminado" aunque no sepas qué significa, o leer cinco libros de cinco materias diferentes que te gusten y hacerlo todo a la vez, y si encuentras un sexto, asimilarlo también. Al fin y al cabo, en la wicca hay libertad y respetamos todas las creencias ¿no?

Pues dejadme que os diga una cosa: No nos sirve de nada respetar todas las creencias si humillamos la nuestra.

La wicca es de una engañosa sencillez, porque todo el mundo puede cortar y pegar de cualquier página web una versión (habitualmente mal traducida) de la rede, y esos bonitos y simples principios de la creencia, y decir que eso es todo. Pues no es así. Sólo porque algo pueda resumirse en ocho palabras no implica que sea fácil. Detrás de esas palabras hay una filosofía, una creencia, un sentido último que hay que comprender, reflexionar sobre él, saber qué nos dice, interiorizarlo, y, sobre todo, saber si estamos dispuestos a vivirlo.
Imagináos entonces el esfuerzo que implica comprender, razonar, sentir, hacer propio, todas las creencias que definen a la wicca.

¿Por qué entonces hay gente que la trata como un juego? ¿por qué la llaman "magia blanca" y "magia buena"? ¿por qué les da miedo aceptar que es una religión tan válida como cualquier otra?
Porque tendrían que tomarla en serio. Y eso implica mucho tiempo y un gran esfuerzo, un esfuerzo que no están dispuestos a aceptar.

Si es eso lo que queréis, no penséis en la wicca. Llamad a los ángeles en un círculo hecho de letras hebreas para que carguen con sus rayos de poder de los chakras vuestras pirámides atlantes. Ponéos una corona de lunas e invocad a demonios del plano astral para que limpien vuestras auras de la influencia maligna de las ondas magnéticas de los teléfonos móviles. Inventáos vuestra propia religión (no por ser nueva será menos válida). Es fácil, ya lo estáis haciendo. Ahora sólo tenéis que ponerle un nombre nuevo, para que no os confundan con esos wiccanos tan estirados que se piensan que la religión es una cosa seria.

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